viernes, 6 de enero de 2012

Bellos Comienzos

GERMINAL
(Emile Zola)

   "En la pelada llanura y en una noche sin estrellas, de una oscuridad y un espesor de tinta, un hombre avanzaba solo por la carretera de Marchiennes a Montsou; diez kilómetros sin una sola curva a través de los campos de remolacha. Hacia adelante no le era posible ver la negrura del suelo, y tampoco tenía la menor sensación del inmenso y uniforme horizonte si no era por el continuo azote del viento propio del mes de marzo, amplias y frías ráfagas que cruzaban como sobre un mar luego de barrer leguas y más leguas de marjales y tierras desnudas. Sin la sombra de un árbol bajo el ancho cielo, la calzada se tendía con la rectitud de un malecón en el espesor de la niebla.
   El hombre había salido de Machiennes hacia las dos. Andaba a grandes zancadas y tiritando bajo la delgada tela de algodón de su chaqueta y su pantalón de pana. Lo que más le molestaba era un pequeño paquete que llevaba envuelto con un pañuelo a cuadros, y procuraba apretarlo contra sus costados, ahora con un codo y luego con el otro, para poderse meter las manos en los bolsillos, las cuales entumecidas por el recio viento de este, sentía como si le sangrasen. Una sola idea cabía en su cabeza de obrero sin trabajo y sin techo: la esperanza de que el frío sería menos crudo al amanecer."...

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