HISTORIA DE LA GAVIOTA Y DEL GATO QUE LA ENSEÑO A VOLAR
(Luis Sepúlveda)
"¡Banco de arenques a babor!, anunció la gaviota vigía, y la bandada del Faro de la Arena Roja recibió la noticia con graznidos de alivio. Llevaban seis horas de vuelo sin interrupciones y, aunque las gaviotas piloto las habían conducido por corrientes de aires cálidos que hicieron placentero el planear sobre el océano, sentían la necesidad de reponer fuerzas, y que mejor para ello que un buen atracón de arenques. Volaban sobre la desembocadura del río Elba, en el mar del Norte. Desde la altura veían los barcos formados uno tras otro, como si fueran pacientes y disciplinados animales acuáticos esperando turno para salir a mar abierto y orientar allí sus rumbos hacia todos los puertos del planeta.
A Kengah, una gaviota de plumas color de plata, le gustaba especialmente observar las banderas de los barcos, pues sabía que cada una de ellas representaba una forma de hablar, de nombrar las mismas cosas con palabras diferentes.
-Qué difícil lo tienen los humanos, las gaviotas , en cambio, graznamos igual en todo el mundo -comentó una vez Kengah a una de sus compañeras de vuelo.
-Así es, y lo más notable es que a veces hasta consiguen entenderse -graznó la aludida."...
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