martes, 7 de febrero de 2012

Bellos Comienzos

LA AGONIA Y EL EXTASIS
(Irving Stone)

   "Estaba sentado ante un espejo dibujando su propio rostro: las enjutas mejillas, altos pómulos, amplia y achatada frente, y las orejas, colocadas demasiado atrás, mientras los oscuros cabellos caían hacia adelante, sobre los ojos color ámbar, de pesados párpados.
   "No estoy bien diseñado", pensó el niño de trece años seriamente concentrado.
   Movió ligeramente su delgado pero fuerte cuerpo para no despertar a sus cuatro hermanos, que dormían, y luego ladeó la cabeza para escuchar el esperado silbido de su amigo Granacci desde la Vía dell Anguillara. Con rápidos trazos de carboncillo comenzó a dibujar de nuevo sus propios rasgos, ampliando el óvalo de los ojos, redondeando la frente. Luego llenó algo más las mejillas, dio más carnosidad a sus labios y más fuerza al mentón.
   Hasta él llegaron las notas del canto de un pájaro a través de la ventana que había abierto para recibir la frescura de la mañana. Ocultó el papel de dibujo bajo el almohadón de la cama y bajó sigilosamente la escalera de piedra para salir a la calle.
   Su amigo Francesco Granacci era un muchacho de diecinueve años, una cabeza más alto que él. Tenía los cabellos del color del heno y los ojos azules. Desde hacía un año estaba proporcionando a Miguel Angel materiales de dibujo y grabados que sacaba subrepticiamente del estudio de Ghirlandaio, con los que estaba montando una especie de santuario en la casa de sus padres, al otro lado de Vía dei Bentaccordi. A pesar de ser hijo de padres acaudalados, Granacci ingresó de aprendiz a los diez años en el estudio de Filippino Lippi, a los trece, había posado para la figura central del joven resucitado en el "Sampedro resucita al sobrino del Emperador", obra de Masaccio que se hallaba en la iglesia del Carmine, Ahor estaba como el aprendiz en el estudio de Ghirlandaio. No tomaba muy en serio sus trabajos de pintura, aunque poseía un ojo infalible para descubrir el talento pictórico en otros."...

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