EL ALBERGUE
(George Orwell)
""Era a última hora de la tarde. Cuarenta y nueve de nosotros, cuarenta y ocho hombres y una mujer, esperábamos tendidos en la hierba a que abrieran. Estábamos demasiado cansados para hablar mucho. Tendidos allí, agotados, pendían de las caras estropajosas los pitillos que habíamos liado. Por encima de nosotros, las floridas ramas de los castaños y allá arriba grandes nubes lanudas que flotaban casi inmóviles en el claro cielo. Estropeábamos el paisaje como latas de sardinas y bolsas de papel vacías en la playa.
Si hablábamos era sobre el jefe del que dependían los vagabundos. Todos estaban de acuerdo en que era un diablo, un tártaro, un tirano, un perro muy ladrador, blasfemo y nada caritativo. Cuando estaba él cerca, no podía una creerse seguro ni de su propia alma y a muchos vagabundos les había pegado patadas en plena noche por haberle contestado. En los registros le sacudía a uno poniéndole boca abajo. Si le encontraba a alguien tabaco, le castigaba bien por ello y si tenía uno dinero (lo cual estaba rigurosamente prohibido) que Dios le ayudara.
Yo llevaba encima ocho peniques.
- Por amor de Cristo - me advertían ya los más veteranos - no entres ahí con dinero. ¡Te caerían encima siete días de encierro por entrar en el albergue con ocho peniques!
Así que enterré el dinero en un agujero bajo la valla marcando el sitio con una piedra. Luego escondimos como nos fue posible los fósforos y el tabaco, pues en casi todos los albergues están rigurosamente prohibidos. Se supone que los entrega uno a la entrada. Los ocultamos en nuestros calcetines, escepto el veinte por ciento que no los llevaban y tenían que meterse el tabaco en las botas incluso bajo los dedos. Abarrotamos pues los tobillos con aquel "contrabando" hasta el punto que parecíamos tener elefantiasis. Pero es una ley no escrita que ni los más severos "jefes de vagabundos" no le registran a uno por debajo de las rodillas y al final sólo fue descubierto un hombre. Era Scotty, un peludo y vajito vagabundo de Glasgow que hablaba muy mal. Su lata de cigarrillos se le cayó del calcentín en el momento menos oportuno y se lo llevaron"....
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